Fecha: 16/10/2012
Visto para sentencia quedó ayer en la sala de
vistas del juzgado de lo penal 2 de Ourense el juicio por un accidente
laboral que tuvo lugar en el taller de un concesionario de automóviles
de San Cibrao el 4 de noviembre del 2008. Jesús T. Á. de 48 años y
mecánico de profesión, murió aplastado tras caer sobre él un turismo que
previamente había sido izado en un elevador.
El representante legal de la empresa Garza
Automoción, José Antonio G. L. y el jefe del taller, Roberto N. S., se
sentaron ayer en el banquillo de acusados para responder por los delitos
de imprudencia con resultado de muerte y contra los derechos de los
trabajadores que les imputan el Ministerio Fiscal y la propia familia de
la víctima, personada en el caso como acusación particular. Las penas
que reclaman oscilan entre uno y cinco años de cárcel.
Pese a estas imputaciones que los
responsabilizarían a los dos de lo ocurrido, ambos acusados aseguraron
en la vista que en el taller en el que tuvo lugar el accidente se
cumplían todas las medidas de prevención de riesgos laborales,
rechazando que lo ocurrido se hubiese producido infracción alguna de las
normas.
Fallos en el elevador
Lejos de aceptar esta versión, las acusaciones
mantuvieron los cargos porque creen que existieron fallos que provocaron
la tragedia. Así, se habría producido un problema en el dispositivo
mecánico del enclavamiento automático del brazo del elevador. Además, se
habría utilizado «un «inadecuado método de trabajo, usando un sistema
de sujeción del vehículo no previsto en el manual de instalación», según
las acusaciones, que consideran por último que no había un
procedimiento de trabajo seguro.
Tras declarar todos los testigos y peritos
citados, precisamente la ausencia de uno de ellos provocó hace un mes
que se tuviese que aplazar la vista, las partes elevaron a definitivas
sus conclusiones. El fiscal reclamó una pena de un año de cárcel más el
pago de una multa. La acusación particular, que aprecia los delitos de
homicidio imprudente y contra los derechos laborales, reclama cinco.
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