Peritaje Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL)

Noelia Garcia Guirao (Murcia)

Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL): Seguridad, Higiene Industrial, Ergonomía y Psicosociología Aplicada.

Miembro con Carnet Profesional nº E-1476-25 de la A.P.P.J. (Asociación Empresarial de Peritos Judiciales)

Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales (PRL)

Peritajes, Consultoría y Formación

Contacto: perito.prl.murcia@gmail.com




El Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL) es una figura, dentro del marco de la Pericia Judicial, al servicio de la Administración de Justicia. Según se recoge en el artículo 335.1 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, el Perito es un experto en un determinado campo que, ante cuestiones planteadas por el juez o algunas de las partes, emite un dictamen en el que contesta a dichas cuestiones o emite su opinión profesional.



El cometido del perito es ayudar al juez a interpretar ciertos hechos o pruebas que requerirían conocimientos especializados para dicha interpretación y de los cuáles, el perito dispone. Su misión no es juzgar, ni establecer quién es o no culpable de algo. El perito, en su dictamen, solamente debe responder, de manera razonada, estructurada y comprensible, y con el aval de su preparación y experiencia profesional, a aquellas cuestiones que se planteen, de manera que ayuden al juez a dictar un veredicto, ya que éste carece del nivel de conocimientos y experiencia en determinadas y específicas materias, como es el caso de la Prevención de Riesgos Laborales.

jueves, 1 de marzo de 2012

Vinculan la depresión de una agente al acoso de su superior

Fuente: laopinion.es
Fecha: 01/03/2012

Una psiquiatra atribuyó ayer a las presiones de una "figura de poder" en el ámbito laborales el origen de la "depresión reactiva" y la "ansiedad" sufrida por C.E.H.N., una de las agentes de la Policía Local de Santa Cruz que denunciaron a sus exmandos por presuntas humillaciones y vejaciones entre 2002 y 2006. En la segunda sesión del juicio oral celebrado en la sección segunda de la Audiencia Provincial, la perito afirmó que, como consecuencia de estas presiones, la denunciante precisó sesiones de terapia y tratamiento farmacológico, un tratamiento que todavía recibe para mitigar las fobias y las crisis de angustia que padece.

La perito rechazó además que el origen de dichas patologías fuera un exceso de trabajo. "Durante el estudio de la paciente, no había otras fuentes de problemas más allá del ámbito laboral", añadió sobre el análisis realizado a la agente.

Durante la vista oral de ayer también testificaron tres de las cuatro denunciantes. Todas aseguraron que el exsargento T.E.P.R. se refería a ellas a través de motes y que las sometía a vejaciones y humillaciones, tanto en privado como en público. "Nos gritaba todo el tiempo y nos decía que éramos perdidas. Yo me tiraba todo el día llorando", afirmó M.J.M.B., quien añadió que "cada jornada me preguntaba por qué iba a sufrir otra vez" en su puesto de trabajo en el cuerpo de seguridad.

Otra de las agentes, C.E.H.N., aseguró que el exmando profería constantes amenazas de expulsarlas de la Unidad de Administración y que presumía de tener acceso a sus expedientes personales. "Cuanto más incómoda y abatida te veía, más contento se sentía", relató acerca de unos hechos que le hacían sentir "miedo" sobre su futuro en el cuerpo. La denunciantes también lamentó la inacción por parte del otro acusado, A.A.B., exjefe de la Policía Local, para poner fin a unos hechos "que conocía perfectamente", ya que fue informado en varias ocasiones. "Lo sabía desde el minuto cero", apuntó para añadir que "siempre respondió con evasivas" a sus peticiones.

Por su parte, otra de las denunciantes, G.M.V.H., afirmó que para T.E.P.R. todas las agentes de la Policía Local eran unas "perdidas". Según aseguró, su exmando se ensañaba especialmente con las "personas que veía más débiles".

Estas palabras fueron refrendadas por dos de los testigos de la acusación, que también prestaron servicio la Unidad Administrativa durante varios años, al recordar los episodios de vejaciones y humillaciones que sufrían "diariamente" las denunciantes. "Llegó incluso a perseguirme hasta el cuarto de baño y aporrear la puerta para que saliera", recordó una de estas testigos acerca del "clima de persecución continua" existente en la oficina.

Otra de las testigos fue la actual concejal de Seguridad Ciudadana, Carmen Delia González, exjefa de la Policía entre 2006 y 2007. Señaló que era conocido entre el resto de agentes los malos modos con los que el exsargento se relacionada con las agentes a su cargo. La edil aseguró que fue ella la que animó a las denunciantes a "dar parte" por escrito, un documento que posteriormente derivó en un expediente. "Comenzaba a temblar cuando hablaba del tema", apuntó sobre una de las denunciantes.

No obstante, González reconoció que en ningún momento fue testigo de las humillaciones y vejaciones denunciadas. Del mismo modo, recalcó que ya se habían iniciado acciones contra T.E.P.R. por estos motivos que derivaron en que las denunciantes pasaran a depender de otro oficial. Sin embargo, según señaló, las injerencias del exsargento no finalizaron.

Por su parte, uno de los testigos de la defensa, que ejerció como superior de T.E.P.R., negó los episodios de vejaciones e insultos hacia las denunciantes, aunque reconoció que los conocía "por referencias". "Con frecuencia me las encontraba llorando", explicó para atribuir posteriormente estas lágrimas "la manera tan brusca de expresarse" del acusado.

La Fiscalía acusa a los dos exmandos de cuatro delitos contra la integridad moral y lesiones psíquicas. Para el exsargento solicita 16 años de prisión, mientras al exjeje del cuerpo, 12 años.

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