Fecha: 15/02/2011
Un obrero, que trabajaba a diez metros de altura, salva la vida al agarrarse a la estructura metálica y la conductora de un coche al caer aquélla en el asiento del copiloto
La investigación que ha abierto el Instituto de Seguridad y Salud Laboral y, en su caso, un juez determinarán si fue un infortunio o un accidente motivado por una negligencia, pero lo cierto es que si no hubo muertos ayer a la altura del número 9 de la calle Jiménez de la Espada tal vez fue por un milagro. Porque, además de que un obrero y la conductora de un automóvil salvaron quizás la vida por cuestión de centímetros, el desplome de un andamio sucedió pocos minutos después de que escolares de Adoratrices salieran de clase y no mucho antes de que hicieran lo mismo los del cercano colegio de Carmelitas.
«Primero he escuchado un crujido y, después, un estruendo grandísimo. Entonces, me he asomado a ver qué había pasado y he visto que el cristal de la tienda estaba lleno de sangre, que en la calle había un amasijo de hierros y que en medio de las chapas había un trabajador enganchado. La señora y los tres niños que estaban dentro de la tienda han podido salir rápidamente, pero a mí me han tenido que ayudar los bomberos. ¡Ha sido un susto de muerte, de muerte!», relataba minutos después del suceso, con la voz entrecortada y entre sollozos, Lidia.
Empleada en la tienda de encurtidos y golosinas Delicias, la joven tendera recibía el consuelo de su jefa, Isabel, quien explicaba cómo esa misma mañana ingenieros contratados por su empresa habían inspeccionado la estructura metálica para que redactaran un informe acerca de si el montaje obstaculizaba el acceso a su local y la visibilidad de éste.
«Los técnicos han estado discutiendo con los obreros, porque al parecer el andamio no cumplía determinados requisitos obligados para lugares como éste, por donde pasan todos los días niños y personas mayores. Además, parece que los obreros tampoco llevaban puestos los arneses», afirmó Isabel.
Edificio de once alturas
Tras la disputa verbal con estos ingenieros, los empleados de una empresa que según fuentes de la investigación estaba subcontratada por la sociedad de restauración de fachadas Restauralia Cartago (cuya versión intentó recabar este diario sin éxito) continuaron con el montaje de la estructura. Vecinos de la zona afirmaron que las obras empezaron a finales de semana, a raíz de que dos meses atrás se había caído a la calle una losa del edificio.
Los obreros habían completado ya la colocación de las dos vigas verticales que debían soportan la plataforma mecánica horizonal necesaria para restaurar la fachada piso a piso. De repente el brazo derecho, que cubría ya las once plantas del bloque, así como la plataforma situada en torno al cuarto piso según los testimonio recabados, se fueron abajo.
Los hierros se desplomaron sobre el techo de una furgoneta de la empresa contratista y un automóvil particular estacionados en la calle, casi en la esquina de la calle Ramón y Cajal y enfrente del colegio Adoratrices.
Desgarros en un brazo
Según las fuentes consultadas, uno de los operarios logró engancharse a una parte del andamio y, aunque acabó en el suelo, logró amortiguar la caída. Sufrió desgarros en una mano y un brazo, así como una fuerte contusión en el costado, según informó un portavoz del 112.
Un equipo sanitario del 061 enviado de inmediato a la zona lo trasladó en una ambulancia al Hospital Santa María del Rosell, donde al cierre de esta edición estaba ingresado en observación con pronóstico leve.
Si la dependienta de la tienda de encurtidos se llevó un susto «enorme», el que sufrió una mujer de mediana edad cuya identidad no trascendió que estaba en el interior de su Seat León cuando el andamio cedió fue tal que acabó también en el Rosell por una crisis de ansiedad.
Testigos del accidente aseguraron que el armazón se derrumbó sobre la parte derecha de su coche, con tan buena fortuna que la propietaria estaba en el lado contrario. «Ha sido un milagro. Ha vuelto a nacer», dijo una vecina que solicitó el anonimato.
Tras establecer un primer perímetro de seguridad, agentes del Cuerpo Nacional de Policía ampliaron la superficie acotada en torno al edificio como prevención ante un posible desplome del brazo izquierdo del andamio.
Efectivos del Parque de Bomberos, ayudados de miembros de Protección Civil y Policía Local, comenzaron entonces las tareas de desmontaje de la estructura.
Entre las posibles causas del suceso que están siendo investigadas figuran un mal anclaje al suelo y un fallo en el enganche del andamio a la fachada, añadieron las fuentes consultadas.
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