Peritaje Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL)

Noelia Garcia Guirao (Murcia)

Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL): Seguridad, Higiene Industrial, Ergonomía y Psicosociología Aplicada.

Miembro con Carnet Profesional nº E-1476-25 de la A.P.P.J. (Asociación Empresarial de Peritos Judiciales)

Técnico Superior en Prevención de Riesgos Laborales (PRL)

Peritajes, Consultoría y Formación

Contacto: perito.prl.murcia@gmail.com




El Perito Judicial en Prevención de Riesgos Laborales (PRL) es una figura, dentro del marco de la Pericia Judicial, al servicio de la Administración de Justicia. Según se recoge en el artículo 335.1 de la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, el Perito es un experto en un determinado campo que, ante cuestiones planteadas por el juez o algunas de las partes, emite un dictamen en el que contesta a dichas cuestiones o emite su opinión profesional.



El cometido del perito es ayudar al juez a interpretar ciertos hechos o pruebas que requerirían conocimientos especializados para dicha interpretación y de los cuáles, el perito dispone. Su misión no es juzgar, ni establecer quién es o no culpable de algo. El perito, en su dictamen, solamente debe responder, de manera razonada, estructurada y comprensible, y con el aval de su preparación y experiencia profesional, a aquellas cuestiones que se planteen, de manera que ayuden al juez a dictar un veredicto, ya que éste carece del nivel de conocimientos y experiencia en determinadas y específicas materias, como es el caso de la Prevención de Riesgos Laborales.

lunes, 3 de septiembre de 2012

El año que cambió la vida de Cati Pérez

Fuente: diariocordoba.com
Fecha: 21/05/2012

Hace 13 meses que a esta joven cordobesa le diagnosticaron que sufre sensibilidad química múltiple Su estado de salud ha mejorado, pero sabe que para no recaer necesita sus tratamientos y estar alejada de la ciudad


Hace un año que la vida de Cati Pérez Alcaide, una joven cordobesa de 35 años, dio un vuelco inesperado. Después de muchas visitas a médicos e ir encontrándose poco a poco muy débil y con dificultades para respirar, le diagnosticaron en la Fundación Alborada de Madrid que padecía sensibilidad química múltiple (SQM). Hasta que su estado de salud mejoró, tras varios meses en los que estuvo ingresada entre la Fundación Alborada y un hospital especializado en Londres, Cati se había visto obligada a permanecer recluida en una habitación de su piso, sin poder estar con nadie, lejos de móviles, ordenadores y televisión, debido a su sensibilidad extrema a olores, productos químicos y frecuencias electromagnéticas. Gracias a la solidaridad de los cordobeses y de Juan Mata, que organizaron diversas actividades benéficas, y la ayuda de Cajasol, Faasa, empresas y comercios, Cati pudo costear sus tratamientos en Madrid y Londres, consistentes en unos sueros y unas vacunas que le permitieron recuperar peso y energía, ya que se había quedado por debajo de los 40 kilos. El verano del año pasado se le hizo eterno. En ese periodo esta cordobesa renació , pero no pudo ver en ningún instante a sus hijos.
"En la actualidad, la vida de Cati sigue siendo poco normal. Su marido y ella vendieron en Nochebuena el piso en el que vivían en El Arenal, para poder comprar un terreno en el campo, en el que quieren construirse una casa lejos de la ciudad. A Cati y a su marido Fran les dolió perder su casa, cuya hipoteca aún estaban pagando y en la que habían sido felices. Desde Navidad, Cati está viviendo con su hija Daniela en casa de sus padres, en el Higuerón, y su marido dormía en un sofá con su otro hijo en el domicilio de sus padres. Afortunadamente, por mediación de Juan Mata, Cajasol les ha cedido un piso en el que podrán vivir hasta que se hagan su casa. "Tenemos que pagar la luz, el agua y la comunidad, pero no alquiler. El piso está muy bien, porque es todo exterior y está cerca de los colegios. En este inmueble podemos estar los 4 juntos, pero a veces Cati se pone peor y regresa a casa de sus padres, que está cerca del campo. Allí, en el dormitorio solo tiene una cama, pues le molesta hasta el olor que desprenden los muebles, aunque sean viejos", señala Fran, que agradece a todos los grupos políticos del Ayuntamiento que hayan aprobado concederles licencia para poder construir su casa. Además, también, a través de la solidaridad que recibe esta familia de Juan Mata, un arquitecto de Jerez les hizo gratuitamente el proyecto básico de la casa y está a punto de entregarles el proyecto de ejecución, necesario para iniciar la obra. Esta pareja ya pagó 1.200 euros por un estudio geotécnico que ha delimitado en qué zonas del solar hay más magnetismo en el subsuelo, para evitar poner en esos espacios el dormitorio.
Cati señala que nada es igual desde que sufre SQM. Sobre todo, porque le será imposible volver a trabajar y no podrá hacer la vida que quisiera con su familia y amigos. Por la mañana, si está en el piso, Cati ayuda a su marido a preparar a los niños para ir al colegio, pero cuando Fran vuelve de dejar a los pequeños en clase, ella muchas veces se ha quedado sin fuerzas y está con el oxígeno puesto. Y es que, como consecuencia de la SQM, esta joven sufre fibromialgia y fatiga crónica. En la actualidad, Cati continúa siendo tratada en la Fundación Alborada de Madrid y no se plantea volver a Londres, pues no puede pagar ese tratamiento tan caro, aunque le vendría muy bien. Por su parte, en el hospital Reina Sofía continúan haciéndole pruebas. "Nos gustaría que la sanidad pública pudiera hacerse cargo de lo que ella requiere, ya que ella de por vida necesitará sus vacunas y su medicación. Para lograr esto, el Servicio Andaluz de Salud tendría que dar su visto bueno para tratarla o derivarla al centro que sí pueda hacerlo", comenta Fran.
Cati cuenta que igualmente tendrá que seguir comiendo únicamente productos 100% ecológicos, que son mucho más caros, y usar productos de higiene personal y de limpieza sin químicos que compran a una empresa de Murcia. "Entre la alimentación y las vacunas que me preparan en Madrid gastamos casi lo que cobro de baja médica y el sueldo de mi marido. Pero he mejorado. Ahora tomo 14 pastillas diarias, frente a las 30 del año pasado. La SQM es una dolencia crónica. Si dejo los tratamientos volvería a ponerme tan mal como hace un año", resalta esta chica. Su esperanza pasa por tener su casa, en la que pueda estar junto a los suyos, y que la sanidad pública reconozca la SQM y siga investigando para que el futuro de enfermos como ella sea mejor.

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